lunes, 23 de noviembre de 2020

los libros me enseñaron a pensar y el pensamiento me hizo libre.

Los libros me enseñaron cómo ver la vida de otro modo. A pensar y el pensamiento me hizo libre, a quererme, pero sobre todo a ser libre. 
Y cuando hablo de libertad me refiero a decir lo que pienso y siento, a cuestionarse y replantearse  situaciones ante la adversidad. 
Los libros me ayudaron a  entenderme y entender a los demás, a no enojarme por los pensamientos diferentes al mío y a comprender que  todo problema tiene solución porque de lo contrario no sería problema.
Facundo Cabral, me enseñó que si somos felices por algo, no somos felices realmente y que el futuro comienza con el presente.
Mario Javier Vaena, me enseñó el sentido de la realidad, que las herramientas y habilidades para una vida plena están en cada uno de nosotros.  Como dice el autor "para guiarte en medio de la tormenta". 
Estanislao Bachrach, me enseñó a entender que el cerebro aprende hasta el ultimo dia de vida y a comprender cómo utilizar los sentidos, a controlar las emociones negativas y disfrutar de las positivas.
Candela Sanchez Fourgeaux, me enseño a levantarme ante cada caída  pero sobre todo a quererme, valorarme cuando de amor se trata. A soltar cuando es necesario y no aferrarse a lugares ni personas. Un libro en el que me sentí identificada en lo emocional.
Paul Auster, me enseñó a no perder el foco en nuestras metas, a seguir a pesar de las circunstancias.
Andrea Bruno, me enseñó a liberarme de la energía bloqueada para encontrar la paz y armonía, encontrar el equilibrio y sanar con la palabra.
 

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