Esa sensación de dejávú que nunca termina. Teniendo la esperanza que un día esas escenas cambien, ese peligro al que siempre me exponía. Siempre la misma historia.
Necesitaba salirme del libreto, estaba cansada de interpretar el mismo papel. Tenía que romper el cristal de la costumbre, patear el tablero, borrón y cuenta nueva, eso quería, pero claramente no sabía como hacerlo.
Buscaba ese detonante que rompiera ese dejávú, para que la vida no sea un círculo permanente, tenía que asumir los desafíos, con miedo, con pánico, pero confiando que buscar algo diferente es lo correcto. No repetir la historia es una forma de estar vivo.
Cuando te detenés a mirar el mundo a observar la belleza que te rodea, cuando haces lo que más amás, te sentís vivo.
A pesar de todo siempre mantuve la esperanza de que todo mejoraría. La mirada siempre la sostuve hacia delante, pero había algo que siempre sostenía mi cuerpo, miraba a mi alrededor y me encontraba otra vez en el mismo lugar.
Cuando tenés esa sensación de saber para dónde tenés que ir, pero tu cuerpo se encuentra inmóbil, te desesperas, sentís que cada día agonisas que nada de lo que hagas o dejes de hacer tiene sentido, todo absolutamente todo lo desvalorizas.
Sabes que todo lo que te está rodeando en ese momento esta mal.
Pero ese "mal", de tanto vivirlo, empezas a naturalizarlo, te hace creer que ese es el camino y que no queda otra.
¿Qué es sentirse vivo? A caso hacemos cosas para senirnos vivos, ¿porqué siempre hacemos lo contrario a ese sentido de vida?.
Sabemos y somos concientes de que algo hacemos mal, pero vamos a fondo, tenemos esa curiosidad por saber que pasaría al final del camino, por nuestras acciones, experimentamos sin importar el peligro.
Para mi las cosas que nos hacen sentir vivos son las cosas que vencen a la muerte, esas que perduran en el tiempo.
FIN.
